Pasados

by Carlos Patinho on sábado, 1 de agosto de 2009

A mi querídisima abue Caro,
a mi tía Carmen,
a mi padre.
In memoriam: Carlos Manuel Patiño (Mi Abuelo)


Hoy fui con mi abuela paterna al lugar al que ella, hace 67 años, llegó a la Ciudad de México proveniente de San Francisco del Rincón, Guanajuato. Llegó a una vecindad de antaño, cerca de donde hoy día esta la estación del STCM Pino Suárez, la vecindad estába en el número 6 de la calle que actualmente lleva el nombre de Agustín Delgado.

La descripción que mi abuela me dió de su llegada a esa vecindad cuando llego aquí a los 17 años, es incomparable, una mujer, que había nacido en la mitad de la guerra de los cristeros, que fue bautizada en una barranca por losmismo, acostumbrada a vivir en y del campo, en medio de la naciente Ciudad de México, en esa época cuna de modernidad y nido de esperanzas para miles de personas que llegaban a su seno de concreto en busca de mejor suerte económica para ellos y su familia, así llegó ella, con esas mismas esperanzas de miles más, dice mi abuela: "ese día que yo llegué de mi pueblo, me andaba mucho mucho del baño, entonces cuando yo llegué al seis lueguito de saludar quise ir al baño, y era un soplo baño pa' toda la vecindad, entonces cuando entré la taza estaba, pero si mira: copeteda de popo"

A dos cuadras, sobre la misma calle vivía su tía Josefina, mamá de su prima Dolores, las dos ya finadas, su tía fue a sacarlos, a ella y a su papá, del seis a las pocas horas de que ellos habían llegado y se los llevó a vivir con ella al número 36, otra vecindad, donde mi abuela habría de vivir hasta hace 30 años aproximádamente, una vecindad más decente que la anterior, que era más bien una casona dividida en varias casas, de acuerdo a mi abuela, la vecindad del 6 ahora ha sido modernizada y convertida en una Unidad Habitacional, la del 36 simplemente ya no está, en su lugar, y en el lugar del número 32 y 34 se levanta un edificio que no pude investigar de que es.

MI abuela cuando llegó encontro luego luego su primer trabajo, que estaba cruzando la avenida 5 de Febrero (Tlalpan), era la central de Sastrería y Costurería del Palacio de Hierro, una construcción que abarca toda una cuadra gigante, a un lado del mercado "El Pequeño Comercio" que sigue en pie, pero ahora abandonado en general, solo los locales de comida siguen en pie y viven de los obreros de las fábricas y oficinas aledañas que van a comer allí, allí mi abuela cuanta que trabajó casi todo el tiempo que vivió allá, hasta que se casó con mi abuelo que dice que le dijo, palabras más, palabrras menos: "Mira Caro, yo no gano mucho dinero, pero no quiero que trabajes, así que vamos a vivir con lo que yo gane", mi abuela estuvo de acuerdo, donde antes estaba el trabajo de mi abuela ahora es solo un cascaron, con bogdegas, al parecer, y un estacionamiento en funcionamiento, dice mi abuela que su jefé tenía en el labio una marca, que le hacía ver el labio como leporino por que le rozó una bala, mientras peleaba entre las líneas de mi general, Francisco Villa.

Mi abuela conoció a mi abuelo en frente de la vecindad, donde había una talabartería, que era de un hombre muy acaudalado: Agustín Delgado, que tambien era dueño de la vecindad donde vivía mi abuela, de la vecindad del 32, de la del 34, y también de la terrible del 6, y, por ser bien querido por todos los que en esa colonía vivían, esa zona conocida como "La Plazuela", hay, al menos, en la zona, una calle Agustín Delgado, un callejón Agustín Delgado y una cerrada del ídem. Mi abuelo trabajaba como chofer en la Talabartería, que estaba casi en frente de la vecindad de mi abuela, péro, por precisar, la púerta de la Talabartería, estaba justo en frente de la peurta de la vecindad del 34, era muy conocido por todos, antes de ser novio de ella, mia buela había tenido solo otro novio, que terminó casado con una muy buena amiga de ella, muerta apenas uno meses antes, quien todavía, al referisrse a su esposo le decía a mi abuela: "Ni te perdiste de nada".

Así era en la vecindad en la que mi abuela crecío desde los 17 años, donde se caso, se embarazó cuatro veces, tuvo tres hijos (la hija de su primer embarazo murió a los pocos días de nacida): Juan Manuel, Maria del Carmen y Carlos Rodolfo, los tres crecieron jugando en esas calles, junto con los hijos de la prima de la prima de mi abuela, Dolores: Jorge y Leticia, dice mi padre que en ls calles jugaban trompo, balero, rayuela, canicas, hoyo y tacón (éste, por cierto, un muy curioso juego, en el que se pintaba un círculo y dentro del mismo se ponían las monedas que cada jugador aposatava, uno o dos centavos, y luego cada quien aventaba un tacón de zapato de mujer y las monedas que sacara se las quedaba).

A dos cuadras de la vecindad estaba un elemento indispensable en la tradición mexicana: La iglesia, que la dirigía el padre Miguelito, con un anexo para clases de religión y un cementerio, incvestigando sobre ésta iglesia, la iglesia dela Santa Cruz, descrubrí que fue de las primeras iglesias en construirse en la ciudad, y donde Hernán Cortés mismo iba a misa, en esa iglesia mi padre fue monaguillo, por que mi abuelo era muy religiosom, allílos tres hijos de mi abuela hicieron su primera comunión, y fueron bautizados, allí se casó la prima de mi abuela, Dolores, y a un lado de la iglesia estaba un callejón con una historia oscura.

La esposa del hermano del padre Miguelito, Estela, (hija de una señora que por vender marihuana terminó en la cárcel y mi abuela estuvo a punto de empeñar las escrituras de su terreno, en el que actualmente vive al lado de sus tres hijos, para sacarla de el palacio negro de Lecumberri) trabajaba en una empresa, que no se yo cual era, pero dice mi abuela que era como hoy Avon, estaba hasta por el zócalo, cuando sintió una angustia terrible, ella era tambien muy amiga de mi abuela, regresó corriendo a su casa, preocupada por sus dos hijos, Gerardo y Juanito, y por su esposo, cuando llega v e una de la escenas, que, yo me imagino, fue una de las más desgarradoras en su vida, com lo ser´pai en la vida de cualquier madre: Su hijo, el mas pequeño, Gerardo, iba de "mosca" en la pesera que pasaba en el callejón justo antes mencionado, el conductor nunca lo vió, y pasó a una alta velocidad por el callejón en el que apenas cabía el autobús mismo, lo embarró, literalmente, en la pared, dice mi abuela que todavía cuando estaba ya tirado en el piso y con el cráneo deshecho, con sus manitas tocó su cabeza para ver que era lo que le había pasado, el conductor de la pesera entró en shock y fue a dar al hospital, la mochilita del niño quedó tirada a diez metros del cuerpo, para cuando Estela, la mamá de Gerardito, llegó, el cuadro se tornó desolador a más no poder.

En la esquina al lado de la iglesia estaba la pulquería, donde se veía a menudo, al "Chuto", el "Jaivo" (si, como en la película de Buñuel), y el "Gato", los tres más temidos de la colonia, que la daban a esa colonia fama de terrible y los taxistas no querían entrar de noche.

Sin embargo, a veces, la colonía se llenaba de felicidad: al otro lado, en frente de la iglesia, a unas casa de la vecindad del seis, estaba la tienda del "Cuervo", un hombre que se ganó la lotería alguna vez, ofreció fiesta para la clonia, compro la manzana de departamentos en la que estaba su tienda y les bajó la renta a todos, y la divina providencia, luego, le hizo ganar por segunda vez la lotería, digamos: era un tipo con suerte.

cada 3 de MAyo hay fiesta grande en la colonia, por la santa Cruz.

Mi abuela miraba con felicidad todos los lugares, en donde las historias y anécdotas son interminables, el lugar donde mi abuelo la esperaba cuando novios, la calle por la que se escapaba con sus aamigas cuando no lo quería ver, la fuente en la que sus hijos se metía a mojarse en verano, y un larguísimo etcétera, que alargaría aún mucho más este post.

De reserva / reversa:
"(...)Es la esquina de mi barrio, compañeros,
el lugar donde he perdido mi querer;
donde ayer brilló un farol como un lucero
lo rompieron y se echaron a correr.


Y la esquina me consuela en mi amargura
con su risa, su bullicio y su esplendor;
llega el carro recogiendo la basura
y entre tanto desperdicio... va mi amor."


Chava Flores, La esquina de mi barrio (fragmento)


dicho por darinka:

Esa mujer no estaba ni para echarle un meado, era más fea que darle una patada a un bebe

2 Response to "Pasados"

  1. Molho... Says:

    me encanta hablar con mis abuelos... las cosas parecian y no parecen ser mas facil que antes...

  2. Nainka Says:

    jajajajaja
    ya ves... una desbordando sabidurìa a cada momento

    chido el relato...eso me inspira a robarte la idea muajajaja

    a ver...