Karcino: No di mi don

I

-Te dije Claudia, me has fregado la existencia ya bastante, ahora ya, lo nuestro se acabó -miró los ojos de la tímida muchacha para que quedara claro que era un informe y no un ultimátum- te dejaré en tu casa esta noche y no quiero volver a saber algo de ti

El silencio reinó dentro del pequeño automóvil.

-...
-...

La lluvia caía sobre el asfalto, los faros del auto iluminaba las gotas que se precipitaban hacia el piso y las hacía lucir como lineas luminosas frente al auto, luego de quince minutos por fin habló ella:

-Yo te amo, siempre te amé, no quize nunca que esto terminara así, no entiendo por que ya no quieres verme, no entiendo por que dices que tu ni siquiera me has querido, pero a la chingada, yo tampoco quiero sabe rlago de ti..

-Tu no me dabas espacio

-No lo necesitabas

-Siempre te lo pedí...

Los ojos se volcvieron a encontrar, ella extrañó la mirada lasciva sobre sus pechos.

-Te estas saliendo del carril...

Cristales. Manchas de aceite. Humo. Flamas amarilla y naranjas. Lluvia torrencial. Un cráneo. Pierna, ojo, mano, boca, en el aire. Muerte, olor a muerte, muerte negra, muerte roja de sangre, muerte, final, muerte, final, muerte. Hola al infinito. Adiós a todo, a Dios todos, todas, adios, adios a Dios.

El teléfono suena sobre la mesa de la cocina.
Una mano suelta la sartén y, luego de un temblor de presentimiento, toma el teléfono rojo:

-¿Bueno?
-¿Señora Hinojosa? ¿Felicitas Hinojosa?
-Ella habla, ¿que desea?
-Somos de la clínica treinta y dos del ISSTE, Doctor Gamaliel Rojas a sus órdenes, hace aproximadamente una hora entró a nuestra sección de urgencias una muchacha de aproximadamente veinte años, que hemos identificado como CLaudia Hinojosa, portaba una tarjeta de donador voluntario, necesitamos que venga a reconocer el cuerpo de su hija.
-...
-¿Señora? ¿Sigue allí?
-Si, disculpe, es la impresión, voy para allá.

-¿Es nuestra hija?
-Si, es
-Estaba con Rubén, ¿no es cierto?
-Si
-¿Sabes donde está el?
-Muerto,tambien.
-¡Como se querían esos dos! ¿Has visto a sus papás?
-Si, allí estaba la señora Leti con don Antonio, estan deshechos.
-Yo creo que lo correcto será enterrarlos juntos, estaban a punto de casarse...


Ambas familias estuvieron de acuerdo, compraron un espacio doble en el panteón, y los enterraron dentro de un mismo ataúd, doble también, con una lápida que rezaba acerca del amor de la pareja que había decidido dejar de ser pareja justo antes de morir, claro que sin especificar esto último, nadie nunca lo supo...

II

El frio metal caló mi cráneo, abajo puto, me dijo el hombre, no te muevas, si te mueves un poquito no te mató a ti, ni a tu esposa, ni a tu hijo, si no que vamos a empezar lentamente, me tiré al piso, siempre pensando en que hacer.

Malditos cerdos asquerosos, ¿Se hacen ricos a nuestras costillas? Ahora nosotros nos desharemos de las suyas, ¿donde tienen el dinero que nos roban?. No hay nada. No te habgas el muy cabrón, mejor dime de una buena vez: ¿dónde esta nuestro dinero?. No hay nada aquí, todo se lo hemos dado al partido. ¿Que partido? ¿Son del PRI o del PAN? Somos del Partido Comunista. ¿Del PC? ¿Con ésta casota? A mi no me chingan, por que me los chingo yo primero.

Ellos salieron por la puerta de la cocina a inspeccionar la casa, esperaba que vieran mi busto de Marx en la sala, o mi bandera roja en el despacho, pero nada, regresaron luego de quince minutos, convencidos de que no eramos de algun partido de poder, si no del PC, pero con una convicción más terrible:

¡Traidores, usan el nombre de la causa para saciarse como cerdos capitalistas!

De reserva / reversa:

"La familia Williams recibió un mensaje del gobierno imperial:
¡Enhorabuena, su hijo es un héroe, un campeón de la metralla y la granada mortal!"

Rockdrigo Gonzáles, "Campeón olímpico de la Muerte"